No soy de seguir métodos al pie de la letra (y por qué está bien así)

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Una de las cosas que más valoro en la logopedia es poder elegir. Elegir qué trabajar, cómo, con qué enfoque y con qué herramientas. Y para eso, hace falta algo más que aplicar métodos al pie de la letra.

Hay enfoques y programas interesantísimos, con un trabajo detrás que admiro profundamente. Muchos de ellos nos dan estructura, nos inspiran, nos ofrecen recursos valiosos. Pero creo que ningún método sustituye al criterio del profesional que lo aplica.

No soy de seguir un método de principio a fin sin cuestionarlo. Me gusta formarme, conocer en profundidad las propuestas, entender qué base teórica tienen, cómo surgieron y en qué tipo de casos pueden tener más sentido. Y a partir de ahí, decidir si tiene sentido aplicarlas tal cual, adaptarlas o simplemente tomar ideas sueltas.

Formarse de verdad

Para poder hacer todo eso, creo que es fundamental tener una base teórica sólida. No hablo de hacer cursos por hacer, ni de acumular materiales. Hablo de entender bien los porqués. De saber por qué hacemos lo que hacemos, qué función cumple cada cosa, y qué efectos puede tener.

Cuando tienes esa base, puedes empezar a mirar cada método con ojos más críticos. No para descartarlo, sino para integrarlo con cabeza. Puedes ver lo que encaja, lo que aporta y también lo que no necesitas.

Una vez, en una formación de posgrado, un profesor dijo en clase:

“Desconfiad de los métodos infalibles y de los profesionales que los siguen tal cual.”

Y esa frase se me quedó grabada. Porque resume muy bien lo que pienso: la logopedia no va de aplicar sin pensar, sino de observar, entender y tomar decisiones con sentido.

Elegir con criterio

A mí me interesa trabajar así. Con libertad, pero con fundamento. Me gusta recoger lo más interesante de cada enfoque y construir, poco a poco, una forma de intervenir que tenga sentido para mí… y para cada persona con la que trabajo.

Creo que aplicar “porque lo dice el manual” nos desconecta un poco del proceso clínico. Y que seguir todo al pie de la letra puede hacernos perder la parte más bonita (y más compleja) de esta profesión: pensar, observar, ajustar, decidir.

Una forma de trabajar más flexible, más consciente

No se trata de rechazar los métodos, ni de improvisar constantemente. Pero sí de dar espacio al análisis, a la adaptación y a la toma de decisiones informada.

Cada caso es distinto. Y lo que funciona en un contexto, puede no tener sentido en otro.

Por eso me interesa trabajar desde el conocimiento, pero también desde la observación y la reflexión.

Aplicar por aplicar no me representa. Prefiero construir una forma de intervenir que tenga coherencia, que se pueda sostener teóricamente y que esté conectada con la realidad de cada persona.

Gracias por leerme.

– María F

Etiquetas: logopedia métodos

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